¡Desbordados por la caca! ¿Cómo hacer frente a la encopresis?
Quitar los pañales a los niños es uno de los principales hitos del desarrollo que ilusionan a los padres, pues ven cómo sus hijos van creciendo, pero que también temen, debido a las consecuencias desagradables e incómodas que puede acarrear. El desarrollo del control de esfínteres, aunque parezca sencillo, en realidad requiere de un complejo entramado de habilidades coordinadas de modo que, cuando falla una, comienza a fallar toda la cadena para desesperación de los padres y, con gran probabilidad, del propio niño.
En este artículo nos vamos a centrar en la encopresis, que es el problema que surge cuando los niños no controlan adecuadamente la respuesta de defecación, o de hacer caca. Esto puede referirse a cosas distintas: que el niño no consigue aguantarse hasta llegar al inodoro, que está demasiados días sin hacer caca hasta que no consigue aguantar más, que hace caca en lugares inapropiados, etc.
Es normal que lo anterior le ocurra de manera puntual a cualquier niño que está aprendiendo. Sin embargo, cuando se convierte en un patrón habitual puede generar mucha alarma y situaciones tremendamente incómodas para los padres y, por supuesto, para el propio niño. Además, surgen muchas preocupaciones como si se van a enterar sus amigos, comentarios de familiares que aunque bienintencionados pueden echar más “leña al fuego”, presiones por parte del colegio por las situaciones que se generan, etc.
A esto se añaden los sentimientos de culpa y frustración que experimentan estos padres y posiblemente el propio niño, que propician conflictos en el hogar que hacen aún más difícil poner solución a este problema.
¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene encopresis?
Lo primero que tienes que plantearte es la edad del niño. El control de esfínteres se aprende y requiere de una maduración del organismo para poder completarse. Por ello, si tu hijo tiene menos de 4 años no debes alarmarte, ya que es natural que todavía esté aprendiendo. Aun así, si es un tema que te preocupa o estás experimentando ciertas dificultades, tal vez te sean útiles las siguientes recomendaciones:
Acudid a una revisión pediátrica. Explica al médico las dificultades que estáis teniendo para que pueda descartar la presencia de anomalías orgánicas (muy poco frecuentes) u otro tipo de problemas físicos. En ocasiones, como resultado de aguantarse la caca o de mancharse con cierta frecuencia, se pueden detectar fisuras anales o irritación en las nalgas. Es importante que estés atento a estas señales, que pueden complicar el problema haciendo que al niño le resulte doloroso defecar y, por tanto, se intente aguantar demasiado.
Asegúrate de que tu hijo tiene una dieta adecuada y equilibrada. El pediatra o un nutricionista infantil pueden asesoraros en este sentido. Si tu hijo tiene tendencia al estreñimiento (está varios días seguidos sin hacer caca), puede ser conveniente introducir más alimentos ricos en fibras en su dieta (p. ej., frutas y verduras) y líquidos.
Asegúrate de que el váter es cómodo y accesible para tu hijo. En ocasiones, los niños no quieren hacer caca por miedo al váter (p. ej., a caerse por el agujero) o al cuarto de baño. Si detectas estos miedos, ayúdale a afrontarlos de manera cariñosa, acompañándole y haciendo que el tiempo en el baño sea un momento agradable y divertido (p. ej., habla con él, léele un cuento…). Otras veces el váter es muy alto o muy grande y al niño le cuesta subirse a él o mantenerse relajado durante el tiempo necesario para hacer caca. Existen adaptadores para que los niños puedan sentarse más cómodamente en el inodoro, que ayudarán a que estén más relajados, condición necesaria para que su sistema intestinal y su esfínter funcionen adecuadamente.
Propicia una rutina regular por las mañanas. A veces vamos tan apurados de tiempo por las mañanas que nos saltamos el desayuno o hacemos una rápida visita al cuarto de baño. La mañana es uno de los mejores momentos para hacer caca, pues se ponen en funcionamiento los intestinos, por lo que conviene aprovecharla. Despierta a tu hijo con tiempo suficiente para desayunar y, antes de salir de casa, pídele que se siente durante 10 o 15 minutos tranquilamente en el cuarto de baño. Hacerlo así favorecerá una respuesta intestinal regular, y hacer caca en casa hará menos probable que le entren ganas o que se aguante en el colegio.
Hazle partícipe de su propia higiene. Ayuda a tu hijo a desarrollar su autonomía a la hora de asearse y vestirse y, por supuesto, de limpiarse las nalgas. Cuando se ensucie la ropa interior, pídele que contribuya a limpiarse y a lavarla según su edad y nivel de autonomía. Por ejemplo, si es pequeño simplemente pídele que lleve el calzoncillo o braguita sucia al cesto para lavar. Además, es importante que se duche después de haberse ensuciado. Todo esto debe hacerse de manera tranquila ya que no se trata de un castigo, sino de que aprenda a ser consciente de las consecuencias naturales de las cosas y a valorar la higiene.
Refuérzale cuando haga caca en el momento y lugar adecuados. Aquellas veces que tu hijo acuda al váter a hacer caca o te pida ayuda para ello, muéstrale de forma visible que te alegras y que te gusta que lo esté haciendo bien. Elógiale cuando esté limpio y huela bien.
¿Y qué NO debo hacer?
No le castigues. Algunos padres, desbordados por la situación, recurren a estrategias como dar duchas de agua fría a los niños. Esta estrategia no es adecuada ya que solo contribuirá a generar más ansiedad o enfado en el pequeño y mayor tensión en los padres. Las regañinas y castigos tampoco funcionarán, ya que en la mayoría de los casos se trata de una respuesta que el niño no consigue controlar, sino que tiene que aprender, y tal vez agrave el problema haciendo que el niño se aguante cada vez más o haga caca en lugares inadecuados. En ciertos casos, menos frecuentes, es posible que los niños lo hagan con cierta “intencionalidad”, para llamar la atención o desafiar a sus padres. En estos casos, el castigo tampoco lo más eficaz. En este artículo te proponemos alternativas más adecuadas y eficaces a los castigos convencionales.
No vuelvas a ponerle el pañal. Si el niño tiene una edad suficiente, la solución adecuada a este problema no es volver a ponerle el pañal esperando que el problema se resuelva por sí solo a medida que se hace mayor. Al contrario, poner el pañal le impedirá practicar las habilidades que tiene que aprender para controlar su cuerpo. Es importante que compruebe los beneficios de hacer caca a tiempo en el váter: mantenerse limpio, evitar situaciones incómodas, evitar dolores o molestias por haberse aguantado demasiado, etc.
Evita hablar continuamente de este tema. Recuerda que tu hijo es mucho más que su problema con la caca. Aunque tenga dificultades en esta área, habrá otras muchas cosas importantes en su vida, logros y habilidades que esté desarrollando y que requieran tu atención. Darle excesiva importancia al tema de la caca puede dañar su autoestima y dificultar que se desarrolle en otras áreas. Por ello, es importante que hables con él sobre otros temas y que estés pendiente de otras cosas importantes para él o que sí consigue gestionar bien. Además, pide a vuestro entorno (p. ej., abuelos u otros familiares) que no hable sobre este tema en presencia del niño. También puede ser necesario contactar con los profesores en el colegio para encontrar la mejor forma de gestionarlo, sin hablar de este tema delante de otros compañeros de la clase.
Acude a un profesional
A pesar de seguir todas estas pautas, es posible que las dificultades de tu hijo se mantengan o no se resuelvan completamente, ya que se trata de un problema complejo de manejar una vez que se ha consolidado. Además, este problema funciona de manera diferente de unos niños a otros y de unas familias a otras. Un profesional podrá hacer una evaluación individualizada y detectar aquellas variables que puedan estar desempeñando un papel importante en el problema de tu hijo, dándote pautas más específicas e indicadas que las orientaciones generales que te proponemos en este artículo.
La encopresis es un problema que raramente se resuelve con el mero paso del tiempo y que si no se trata puede llegar a provocar daños en el colon, además de las dificultades socioemocionales y familiares que puede ocasionar. Además, cuanto antes se ataje, más fáciles y rápidos serán los resultados. Por ello, si tu hijo tiene este problema, te recomendamos que pidas ayuda profesional lo antes posible. Comprobarás que dando los pasos adecuados la solución estará al alcance de vuestra mano.
Bibliografía recomendada: "Encopresis" de Carmen Bragado Álvarez (Pirámide).
Irene Fernández Pinto
Psicóloga con autorización sanitaria colegiada con número M-22996. Licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), máster en Terapia de Conducta por el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA) y máster en Metodología de las Ciencias del Comportamiento y de la Salud (UAM-UNED).