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¿Cuándo es el momento de acudir a un psicólogo?

La decisión de acudir a un psicólogo es muy personal y depende fundamentalmente de la valoración subjetiva que hace una persona sobre si necesita ayuda para cambiar su comportamiento o para afrontar las situaciones de su vida.

Un psicólogo es un profesional que, tras una evaluación rigurosa, nos dará una serie de pautas y estrategias para ayudarnos a ir modificando la forma en que nos comportamos, nos sentimos o nos relacionamos de manera que consigamos llevar una vida más satisfactoria y con menos sufrimiento.

Las personas acuden al psicólogo por motivos muy diversos: desde dificultades emocionales (tristeza, ansiedad, rabia...) hasta comportamientos que no consiguen controlar (p. ej., ciertos hábitos o manías, conductas agresivas) pasando por dificultades de relación (ya sea con desconocidos, amigos, familiares, pareja...). También se acude al psicólogo para que nos ayude a modificar ciertos hábitos diarios (p. ej., alimentación, sueño o ejercicio físico). Las dificultades de índole sexual también son motivo de consulta frecuente, así como problemas de celos en la pareja. Otras veces las personas perciben que no consiguen llevar a cabo las decisiones que se marcan, ya sea porque actúan de manera impulsiva, porque postergan las tareas o por miedo a afrontar las consecuencias. Los psicólogos también trabajan habitualmente ayudando a los padres a afrontar las dificultades que encuentran durante el desarrollo de sus hijos. Asimismo, muchas personas acuden al psicólogo no tanto porque hayan identificado una dificultad concreta sino porque quieren mejorar su satisfacción con su vida en general o con algún aspecto específico de esta. Cualquiera de estos motivos, y muchos otros que no enumeramos, son legítimos y suficientes para acudir a un psicólogo.

Sin embargo, ni existen personas perfectas ni podemos sentirnos siempre bien con todos los aspectos de nuestra vida de manera continua, y ello no implica necesariamente que debamos acudir a un psicólogo. A veces identificamos ciertos comportamientos en nosotros que, sin ser los más deseables, tampoco nos molestan ni nos generan malestar. También es natural atravesar por ciertas fases o momentos en los que nos encontramos algo peor, nos replanteamos nuestros objetivos vitales o estamos algo menos satisfechos con ciertas áreas de nuestra vida.

Por ello, proponemos a continuación algunas pautas que nos pueden ayudar a determinar hasta qué punto debemos considerar seriamente la decisión de acudir a un profesional que nos ayude de manera eficaz:

  1. Llevas una temporada pasándolo mal (triste, ansioso, angustiado, enfadado...) y no observas que estés mejorando ni que sepas qué hacer para sentirte mejor.

  2. Sientes que no tienes el control de tu vida, que no consigues llevar a cabo tus planes, decisiones u objetivos vitales.

  3. Estás atravesando alguna situación que sientes que te desborda emocionalmente o que no sabes cómo enfrentar (p. ej., el fallecimiento de un ser querido, un despido, una ruptura o infidelidad, etc.).

  4. Hay alguna faceta de tu vida que se está deteriorando (pareja, trabajo, amistades...) y no sabes cómo gestionarla de otro modo.

  5. Te sientes solo o aislado y te cuesta establecer relaciones significativas con otras personas.

  6. Tienes pensamientos negativos con frecuencia sobre los demás, sobre el mundo o sobre ti mismo y eso te genera sufrimiento o te impide disfrutar.

  7. Tienes algún hábito que te resulta desagradable o disruptivo y no consigues cortarlo.

  8. Estás preocupado por tu salud o te gustaría desarrollar hábitos más saludables (p. ej., alimentación, ejercicio físico, sueño, etc.) pero no consigues ser sistemático cuidando de ti mismo.

  9. Hay cuestiones en la crianza de tus hijos que te cuesta gestionar (p. ej., problemas de control de esfínteres, sueño o alimentación, mal comportamiento, celos, timidez, etc.).

  10. Las personas de tu entorno te han sugerido que vayas al psicólogo porque están preocupadas por ti.

Si tienes dudas, no te preocupes, el psicólogo te ayudará a decidir en la primera sesión si es el profesional más adecuado para ayudarte y, de ser así, valorará qué objetivos de intervención os podéis proponer.


Irene Fernández Pinto

Psicóloga con autorización sanitaria colegiada con número M-22996. Licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), máster en Terapia de Conducta por el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA) y máster en Metodología de las Ciencias del Comportamiento y de la Salud (UAM-UNED).


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