Navidades y coronavirus
Se acerca la navidad y este año 2020, que se ha visto tremendamente marcado por la pandemia del coronavirus, puede traernos también unas navidades muy diferentes a las que estábamos acostumbrados. El pasado 18 de diciembre nos entrevistaron en el podcast Las Perras de Pavlov sobre esta cuestión y aprovechamos esta entrada de nuestro blog para resumiros algunos de los puntos que abordamos.
¿Cómo van a ser las navidades este año? Como ya explicó nuestra compañera Miriam Rocha en el mismo podcast hace un año, cómo nos afecten los cambios en esta época tan señalada va a depender mucho de cada uno, de nuestra historia personal y circunstancias particulares este año tan complicado. Aun así, trataremos de identificar varios factores que es posible que nos puedan afectar en mayor o menor medida:
El significado que tenga la navidad para cada uno: la navidad no es igual de especial para todos. Para algunos puede ser una época mágica donde se reúne con su familia y pasan un buen tiempo, pero muchos otros las navidades son una época que puede conllevar muchísimo estrés y el compromiso de juntarte con parte de tu familia con quienes no te llevas bien.
Cómo hayan sido las navidades anteriormente y, en función de eso, a qué tipo de reforzadores no tendrás acceso estas navidades: cómo solías pasar las navidades, si te juntabas con más o menos familia, si hacías más cosas o por el contrario eran épocas de mayor tranquilidad y más caseras… Esto puede influir mucho en la concepción que tengamos de “lo que nos estamos perdiendo”, lo que a su vez puede tener implicaciones emocionales importantes en cómo pasemos estos días.
Las restricciones impuestas por el gobierno: el límite en el número de personas que se pueden juntar en las celebraciones más señaladas, el límite en los desplazamientos entre comunidades autónomas y otros países, así como la cancelación de eventos o restricciones en el aforo son cambios que pueden llegar a tener un importante impacto en cómo se vivan estas fechas. Estas limitaciones, por ejemplo, pueden conllevar que haya personas que vayan a pasar las navidades lejos de sus seres queridos porque viven en otra comunidad autónoma o país, e incluso algunos pasarán las navidades solos.
Respecto a los eventos y tradiciones que no se pueden celebrar, muchas personas organizan la navidad en torno a ciertos eventos como la cabalgata de reyes, carreras deportivas, misas, compras y paseos para ver las luces de navidad, etc. Estos planes, que para algunas personas pueden ser precisamente las actividades que conforman cómo pasan sus navidades, se pueden ver limitados o mermados, propiciando que la gente esté más desocupada estas fechas.
Las precauciones e incluso el miedo que se tenga a contagiarse o contagiar a los seres queridos puede llevar a algunas personas a decidir limitar aún más las reuniones familiares, incluso a no juntarse con estos, siendo también un factor limitante en las celebraciones y costumbres que se solían tener en estas fechas. Puede que algunas personas vivan cerca de sus seres queridos, pero no quieran ponerles en riesgo o no quieran ponerse en riesgo a sí mismos, lo que es totalmente normal. Sin embargo, a pesar de que la decisión pueda provenir de uno mismo también puede tener un impacto a nivel emocional.
La influencia de los anuncios, películas navideñas y marketing en general: no olvidemos que este año ha sido especialmente difícil para el comercio y, en general, para toda la economía nacional. Esto puede tener un impacto en cómo se gestione la publicidad navideña, con el objetivo de fomentar y mantener el espíritu navideño que facilite e incite al consumo de comida y regalos. En este sentido, nos pueden llegar a veces mensajes que no se ajusten a nuestra situación particular o a cómo nos estamos sintiendo en esta época, influyendo en que nos sintamos todavía peor o más desubicados al no sentirnos identificados con ese espíritu navideño. Recordemos que estas navidades tienen características muy distintas a las que estamos acostumbrados a vivir y ello puede conllevar que no nos sintamos igual de ilusionados o con las mismas ganas que otros años.
El hecho de no pasar las navidades con seres queridos que han fallecido afectados por el coronavirus. Este año ha sido especialmente difícil para aquellas personas que han perdido seres queridos porque en algunas ocasiones no han podido llevar a cabo los rituales o tradiciones que ayudan a procesar y gestionar ese duelo. (En esta entrada hablamos de cómo ayudar a nuestros seres queridos que se enfrentan a un duelo complicado).
Por supuesto, algunos de estos factores pueden influir a cada uno de maneras muy diferentes dando lugar a que cada uno de nosotros experimentemos situaciones más o menos complejas o difíciles en estas fechas. Habrá personas que se sientan solas, tristes o desilusionadas, nostálgicas e incluso algunos echarán de menos aspectos de la navidad que antes aborrecían, pues podemos llegar a romantizar cómo fueron navidades pasadas incluyendo sus aspectos negativos. Pero también habrá personas que no se vean tan afectadas a pesar del cambio de costumbres y limitaciones que acompañarán a la navidad este año.
¿Cómo poder gestionar estas situaciones tan diversas de la mejor forma posible? Dependerá mucho de cada uno, pero os dejamos aquí algunas pautas generales que pueden ayudaros:
Aceptar que van a ser unas navidades posiblemente muy diferentes y que quizás no todo tenga por qué ser esencialmente peor, o no al menos en todos los aspectos. Es normal que haya cosas que podamos echar de menos, pero es importante intentar no centrarnos exclusivamente en ellas y tratar de explorar otras opciones que, no por diferentes, tienen por qué ser negativas.
Aprovechar para intentar hacer cosas que nunca habrías hecho en otras navidades. También puede ayudar tratar de acercarnos a nuestros seres queridos de otra forma, con celebraciones alternativas, a distancia, otro tipo de actividades más al aire libre en otros momentos… En este sentido, se puede aprovechar también para dedicar el tiempo que no invirtamos en la típica navidad (nuevamente, aquellos que así lo hacían) en otras cosas diferentes para las que nunca encontramos tiempo: más planes en solitario o con los convivientes, iniciar algún nuevo hobby…
Intentar tener cuidado con idealizar cómo nos sentimos en las navidades pasadas. Precisamente el hecho de que no podamos hacer ciertas cosas este año puede hacer que nos parezcan más apetecibles (como cenar con ciertos familiares), pero si nos paramos a pensar, seguro que nos damos cuenta de que otros años también había aspectos negativos y planes que hacíamos sin demasiadas ganas, excesos que luego nos pasaban factura...
En este sentido, puede ser adecuado tratar de no quedarnos en el bucle de la nostalgia: es cierto que, aquellos cuyas navidades vayan a ser muy diferentes, pueden sentirse más tristes o nostálgicos en algunos momentos. Pero es importante tener en cuenta que esta situación, por excepcional y complicada que sea, no será eterna. Quedarse anclado en repasar una y otra vez las cosas que no vas a poder hacer o que te vas a perder solo te va a llevar a sentirte peor.
Analizar si los medios de comunicación nos influyen demasiado vendiéndonos una imagen de la navidad que este año es, todavía, menos realista y recordar que las circunstancias son diferentes para mucha gente, no solo para nosotros. Es decir, que muchas veces estos medios no nos van a mostrar la situación como realmente es porque su objetivo es otro (fomentar más venta, por ej.). Relativizar los mensajes navideños que nos llegan desde los medios de comunicación puede ser especialmente relevante en un año como este.
Además, los medios de comunicación pueden ponernos en constante contacto con situaciones o vivencias navideñas de las que no podremos disfrutar este año, o no al menos del mismo modo. Todos sabemos que en la televisión en época navideña proliferan las películas de navidades perfectas y mesas de ensueño rodeadas de familiares que se llevan de maravilla. No solo es que esta imagen sea, por lo general, bastante idealista y por ello poco realista, sino que, además, en un año en el que muchas personas estarán privadas de la oportunidad de pasar la navidad con su familia, este bombardeo puede hacernos sentir muy mal. Nuevamente, la clave aquí será filtrar estas situaciones recordándonos que no es representativo de la situación que tenemos y que, además, esta situación será transitoria.
Por lo general, en la sociedad actual se insta constantemente para que se esté siempre contento y feliz. Y esto, en navidad, está todavía más presente a nuestro alrededor, por todas partes. Esto no solo es totalmente imposible e indeseable, sino que supone una presión que puede hacernos disfrutar todavía menos de las cosas que se hagan. Recordarse a uno mismo que es normal que estas navidades no sean las más felices, o que no nos sintamos tan ilusionados o con tantas ganas que otras y no forzarnos a sentirnos sí o sí súper bien. Y, a continuación, decidir si queremos centrarnos en hacer cosas para pasar estos días lo mejor posible.
Recordarnos algo fundamental: este año puede ser un buen año para eliminar todos los compromisos que no quieres incluir en tu vida, como quedadas con compañeros de trabajo que no nos caen bien, cenas con ciertos familiares a los que aborrecemos, compras en centros comerciales abarrotados y colas interminables para ver Cortilandia. Saquemos ventaja de la adversidad e intentemos quedarnos con los planes que nos apetezcan más y sean más viables. Esta puede ser la situación perfecta para poner en marcha nuestras estrategias de asertividad y decir que no a todo aquello que suponga un riesgo o no nos apetezca.
Si las vas a pasar solo, puede que te enfrentes a situaciones especialmente difíciles porque esta época la tenemos muy asociada al hecho de juntarnos con nuestros familiares y amigos, además que te podrán llegar mensajes constantes sobre esto de todas partes (películas, anuncios, mensajes navideños…). Además de repasar nuestra entrada de blog sobre cómo aprender a estar solo, os dejamos algunas ideas clave que os pueden ayudar:
Cuidado con el razonamiento emocional: sentirse solo es diferente de estar solo, igual que estar solo físicamente es diferente de estar solo en la vida. A veces estar más rodeado de gente no implica estar mejor o sentirse menos solo. Esto no es incompatible con aceptar que haya momentos en los que podamos echar de menos estar con nuestra familia o amigos, así como hacer ciertos planes que para nosotros podían ser importantes. Entender eso, aceptar aquellas cosas que no dependen de nosotros e intentar cambiar las que sí para sentirnos lo mejor posible, si es lo que queremos.
Explorar otras opciones para sentirnos conectados con los nuestros, si esto es posible. Alternativas como llamarnos o videollamarnos pueden ser una gran opción cuando se está lejos de los seres queridos. Y, si bien sabemos que las líneas suelen colapsar en los momentos más especiales cuando las está usando todo el mundo, podemos tirar de creatividad para tratar de vivir esos momentos, o al menos parecidos: llamarse para comer en vez de para cenar, enviarse fotos o vídeos…
En función de cada uno y de lo que signifique la navidad para nosotros, puede ser una buena idea hacer planes o actividades navideños como decorar la casa, comprar regalos a otros o comprarse regalos a uno mismo, hacerse una cena especial… como forma de fomentar el sentirnos ilusionados en algunos momentos. Sin embargo, otra opción puede ser centrarse en hacer otras actividades que no tengan nada que ver con la navidad, pero con las que uno se sienta más a gusto. La elección puede depender mucho de cada uno y del significado que tengan estas fechas para cada uno. Puede ser buena opción probar e intentar buscar aquello con lo que cada uno se sienta más cómodo.
Estas son solo algunas de las opciones que pueden ayudaros a pasar estas navidades de la mejor forma posible. A pesar de esto, por supuesto, es totalmente normal sentirse mal en algunos momentos, sobre todo si tus navidades van a ser muy diferentes de las demás. Aceptar estas circunstancias y tratar de centrarnos en aquellas cosas que podamos cambiar puede ayudaros a estar mejor en estos días.
Elena Gálvez Delgado
Psicóloga general sanitaria colegiada con número M-34545. Licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Máster en Terapia de Conducta por el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA). Miembro del grupo de investigación Acoveo.