¿Cómo saber si tu psicólogo es un buen profesional?
/La decisión de ir a un psicólogo no siempre resulta sencilla, aunque afortunadamente se está normalizando esta cuestión en nuestra sociedad y cada vez son más las personas que piden ayuda psicológica con la misma facilidad con la que piden ayuda médica, legal o informática. No obstante, ir al psicólogo supone un coste importante no solo en tiempo y dinero sino también emocional, ya que con frecuencia implica poner sobre la mesa temas que nos generan sufrimiento o frustración. Por ello, es natural que queramos acertar con un buen profesional.
La dificultad estriba en que no siempre hay información suficiente sobre esta cuestión y muchas veces no sabemos qué esperar cuando acudimos a la consulta de un psicólogo y qué señales deben hacer saltar nuestras las alarmas y llevarnos a plantear un cambio de terapeuta. En esta entrada te proponemos algunas claves para identificar a un buen psicólogo:
Se trata de un psicólogo sanitario colegiado: algunas de las personas que ofrecen psicoterapia no han recibido una adecuada formación en Psicología o no disponen de los conocimientos y credenciales necesarios para practicar la terapia psicológica con todas las garantías de profesionalidad y eficacia necesarias. Es fundamental que el profesional que nos atienda esté debidamente formado y acreditado para atenderte.
Realiza una terapia con soporte empírico: por motivos diversos, a día de hoy algunos psicólogos realizan su trabajo partiendo de marcos teóricos que no se sustentan en las evidencias científicas más actualizadas. Pregunta a tu psicólogo y asegúrate de que trabaja dentro del marco cognitivo-conductual aplicando tratamientos con apoyo empírico.
Hace una evaluación detenida y respetuosa de tu caso: las primeras sesiones con un psicólogo deberán estar centradas en la evaluación, es decir, en recopilar datos dentro y fuera de sesión (p. ej., mediante cuestionarios, autorregistros...) que le permitan comprender en profundidad lo que le cuentas y tus circunstancias personales. Esta fase podrá durar más o menos en función de la problemática. En algunas ocasiones puede anticiparte algunas pautas o estrategias sencillas, aunque otras veces esperará a recabar toda la información para comenzar la intervención. Duda de cualquier profesional que antes de haberte escuchado detenidamente comience a darte soluciones o a "sermonearte" prejuzgando tu situación. Un buen psicólogo te hará sentirte comprendido y escuchado en las primeras sesiones.
Te proporciona una explicación psicológica de tu problema y te propone un plan de tratamiento concreto: tras la evaluación, tu psicólogo deberá devolverte un análisis psicológico de lo que vayáis a trabajar y plantearte un plan de intervención específico que consensuará contigo y que estará adaptado a tus necesidades particulares. Es posible que algunos psicólogos hagan esto de manera menos explícita que otros; no dudes en pedir explicaciones y en solicitar esta información.
Es respetuoso con tus creencias y valores y no emite juicios de valor: es papel del psicólogo poner de manifiesto ciertos patrones en la forma de actuar o de pensar que resulten poco saludables o eficaces y ayudar a cuestionarlos y a modificarlos. Sin embargo, esto nunca puede implicar que el psicólogo te impone su forma de ver las cosas o invalida tu sistema de creencia y de valores. Además, todos los cambios que se te planteen deberán ir siempre encaminados a mejorar tu bienestar a largo plazo.
Se acuerda bien de los detalles de tu caso sesión a sesión y centra su atención en ti: si percibes que tu psicólogo no te escucha con atención, que de una sesión a otra no retiene información clave de tu caso y tienes que volver a explicarle muchas cosas, que desde el inicio de la terapia te cita con poca frecuencia (p. ej., mensual o trimestral), o si sientes que después de varias sesiones apenas te conoce o que suele dedicar bastante tiempo a hablar de sí mismo, es hora de plantearte si es el profesional más adecuado. Un buen psicólogo prestará mucha atención a lo que le cuentes, lo retendrá (y lo trabajará) entre sesiones y, aunque utilizará ejemplos para facilitar la comunicación, centrará en ti la atención durante toda la sesión.
Notas avances a medida que avanza la terapia: aunque durante las primeras sesiones, al ser de evaluación, no es esperable notar muchos cambios, sí es habitual comenzar a detectar avances desde las primeras sesiones de intervención. Es cierto que en ocasiones algunas técnicas pueden tardar en hacer efecto o empeorar la situación antes de mejorarla (p. ej., cuando practicamos comportamientos asertivos en situaciones sociales conflictivas). Otras veces durante alguna fase de la terapia nos exponemos a temas dolorosos que nos generan emociones negativas. Sin embargo, esto debe ser algo puntual y el psicólogo deberá ser capaz de dar explicaciones razonables cuando esto se produzca. Deberán saltar nuestras alarmas si, de manera reiterada, lo pasamos mal durante las sesiones, salimos estando tristes y los días siguientes a cada sesión nos solemos encontrar algo peor que el resto de la semana.
La terapia requiere tu implicación activa entre sesiones: aunque hablar sobre ciertos temas durante la terapia puede tener un efecto positivo, la mayor parte de la eficacia de la terapia procede de la aplicación de las técnicas y pautas terapéuticas en el día a día para cambiar nuestra forma habitual de funcionar. Asegúrate de que tu psicólogo te plantea ejercicios para practicar entre sesiones y comprométete con ellos pues de ello dependerá tu mejoría.
La terapia no se alarga indefinidamente: cuando el terapeuta emplea procedimientos eficaces para el cambio y el cliente se implica activamente en la realización de las tareas, los cambios suelen producirse con bastante rapidez. Por ello, la mayor parte de las terapias duran solo pocos meses aunque se planifiquen algunas sesiones de seguimiento, más espaciadas, para garantizar la consolidación de los cambios. En algunos casos es posible que las terapias se alarguen más, ya sea porque surgen nuevos objetivos que se quiere trabajar, porque hay factores concretos que dificultan los avances, porque surgen imprevistos, etc. Aun así, son extremadamente raras las terapias eficaces que se alargan durante años. Por ello, si tu terapia se alarga más allá de lo esperado, pide explicaciones a tu terapeuta.
En resumen, tu psicólogo deberá ser una persona que te transmita una imagen de profesionalidad y rigurosidad en todo momento, al mismo tiempo que deberá hacerte sentir cómodo y respetado pese a que en ciertos momentos te plantee temas que sean más complicados o delicados para ti, siempre de forma profesional y cuidadosa. Si tu psicólogo no cumple estos requisitos, plantéate un cambio.
Irene Fernández Pinto
Psicóloga con autorización sanitaria colegiada con número M-22996. Licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), máster en Terapia de Conducta por el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA) y máster en Metodología de las Ciencias del Comportamiento y de la Salud (UAM-UNED).