Menores y acceso a la pornografía: educación sexual en la era digital
/En la actualidad, nos encontremos inmersos en una era digital en la que tenemos accesibilidad a todo lo que queramos con tan solo un clic. Entre ello, la pornografía es un tema complejo que cada vez preocupa más, especialmente cuando afecta a menores, ya que están expuestos desde cada vez más temprano a estos contenidos sin ningún tipo de restricciones. El riesgo está en que los niños se topan con este tipo de contenidos antes de estar preparados para comprenderlo adecuadamente y esto está causando un daño que, muchas veces, parece irreparable. Por eso trataremos de contribuir, por medio de este artículo, a que este daño sí pueda remediarse.
Hablar de la pornografía, sobre todo con menores, es un tema que incomoda a muchos y resulta difícil en la mayoría de las ocasiones. En parte por desconocimiento de cómo hacerlo o cómo iniciar ese tipo de conversaciones, pero también por que no nos atrevemos ya que les consideramos demasiado pequeños para ello. Sin embargo, pensar que es un tema que debe ignorarse hasta la adolescencia es un error, ya que los niños empiezan a conocer la sexualidad desde muy pequeños. El tabú que rodea este tema es lo que a menudo dificulta que los padres y educadores sepan cómo guiarlos adecuadamente y complica, también, que los menores lleguen a comprender, de forma sana, el contexto de lo que ven.
Es por ello, por lo que centraremos este artículo en explorar el impacto que tiene la pornografía en el desarrollo de nuestros menores, así como la fácil accesibilidad digital que agrava el problema y cómo los padres y educadores pueden afrontarlo de forma saludable.
Los menores y el uso del móvil y la pornografía
A continuación, describimos algunos conceptos clave que están relacionados con el consumo de pornografía por parte de los menores, y que será necesario tener en cuenta.
Sexting: enviar fotografías y vídeos con contenido de cierto nivel sexual, tomadas o grabados por el protagonista de los mismos, mediante el teléfono móvil. En población adolescente hay determinados riesgos, como son la baja percepción del riesgo, sexualidad precoz en la infancia y la disponibilidad y facilidad para mandar este tipo de contenido (Caldera, 2013). En la última década, este tipo de prácticas han aumentado un 20%.
Onlyfans: es una plataforma de creación de contenido y lucro. En los últimos años su contenido ha pasado a ser meramente sexual. Muchos de sus perfiles son anónimos. Se produce una normalización de prácticas de prostitución a edades muy tempranas, con una hipersexualización del cuerpo de la mujer y de las niñas. Un ejemplo de esto es que hay casos de alumnas de 4º ESO que ya tienen perfiles en esta plataforma.
Algunos datos obtenidos del programa Adictos a la Pantalla sobre el uso del teléfono móvil y de las nuevas tecnologías y los riesgos que esto tiene en los menores son los siguientes:
La edad en la que los menores tienen su primer móvil es antes de los 10 años. Esto supone un problema, ya que en esta etapa del desarrollo no han adquirido la capacidad de autogestionarse, por lo que la tasa de sexting o de consumo de pornografía se duplica, dado que no tienen información sobre los potenciales peligros, y tienen acceso de manera ilimitada a todos los contenidos.
1 de cada 3 adolescentes tienen un problema de adicción a redes sociales, 2 de cada 3 menores tienen un perfil “blanco”, que es el que sus padre conocen, y otro perfil secreto y 2 de cada 3 menores duermen con el móvil en la mesilla de noche (esto nos da información de la adicción y la dependencia).
La realidad del fácil acceso a la pornografía: actualidad y datos
Cuando hablamos de accesibilidad y consumo de pornografía por parte de menores, es importante tener en cuenta que, aproximadamente, el 15-20% de los menores tienen el primer contacto con la pornografía a los 8 años. Este primer contacto suele ser de manera accidental, ya que las compañías de porno han comprado los lugares de dominio en todo el mundo, lo que les ha permitido captar la atención de los menores. Un ejemplo de ello es que cuando están jugando a videojuegos de manera online, hay anuncios pornográficos que saltan de repente y que al intentar cerrarlos te redirigen a la página pornográfica. Además, al no tener su imaginario sexual formado, hacen búsquedas en internet de determinadas palabras como “tetas, culo” e internet les facilita o dirige a páginas pornográficas gratuitas y de fácil acceso.
Estas páginas no hacen ningún tipo de cribado ni filtro para comprobar la edad de los usuarios que acceden. El riesgo que esto conlleva es que estas prácticas sexuales calan en los menores, ya que son edades clave para el desarrollo de la personalidad y la sexualidad.
Otro problema que se desata es el tipo de porno que consumen los menores. Según el programa Adictos a la Pantalla y el Estudio de la Sociedad Española de Medicina el tipo de consumo que hacen los adolescente es:
En el caso de los chicos, más consumo de porno, y lo hacen por placer y por recrear las prácticas sexuales que ven. A partir de los 14 años se instaura el hábito de consumo, pasando a un 80% de consumo habitual.
En el caso de las chicas, consumen menos porno y con la intención de aprender determinadas prácticas sexuales que puedan gustarles a los chicos.
Cuando tratamos de responder a la pregunta de “¿Por qué los menores tienen un acceso tan fácil a la pornografía?”, algunas de las respuestas tienen que ver con esa libre navegación por internet sin restricciones. A través de redes sociales, videojuegos o plataformas audiovisuales que contienen recomendaciones automáticas y que, como ya se ha mencionado, dirigen a contenido explícito y sexualizado sin la necesidad de buscarlo directamente. La facilidad de acceso es una realidad. Ni las páginas de internet usan filtros de cribado, ni muchas veces existe un control parental a los menores. Esto resalta la importancia de que los adultos estén al tanto de los pocos obstáculos existentes para llegar a ese tipo de contenido y sean conscientes del impacto que pueden tener en el desarrollo de los menores.
Riesgos del consumo de pornografía en edades tan tempranas y su impacto en el desarrollo de los menores
Algunos de los mayores riesgos del consumo temprano de contenido pornográfico son:
Problemas en el entendimiento de las relaciones sexuales y desinformación, ya que consideran que las relaciones sexuales son las que están viendo en la pantalla.
Alteraciones del deseo sexual y la excitación, aumento de la ansiedad por el desempeño, y eyaculación precoz en adolescentes (Save the Children).
El trato y el papel que se les da a las mujeres (guarras, sucias, etc). En relación a esto, algo muy grave es que la mujer o nunca expresa el consentimiento o, si se expresa, sus palabras no tienen importancia. Solamente busca el placer masculino.
Estos 3 principales riesgos vienen a decirnos que los menores adquieren, por medio del contenido pornográfico que ven, ideas distorsionadas sobre las relaciones sexuales, ya que lo que ven es irreal y los lleva a crear mitos o falsas expectativas que luego afectaran a las verdaderas relaciones. Un dato que respalda esto es que más de la mitad de los adolescentes que consumen contenido pornográfico mencionan que tienen como referencia para sus experiencias propias lo que ven, incluyendo así prácticas de riesgo en sus conductas sexuales.
Estas conductas imitativas suponen un gran riesgo ya que lo que suele verse expuesto en estos contenidos de fácil acceso normalizan la violencia. En relación a esto, es necesario mencionar la falta de consentimiento que brilla por su ausencia en este tipo de contenidos. Por desgracia, se produce un proceso de insensibilización en cuanto a lo que les pasa a las mujeres durante estas prácticas sexuales. A raíz del creciente consumo de porno, se han incrementado las agresiones sexuales. Un dato relevante es el aumento de las agresiones sexuales en manada y con grabaciones. Es posible que esto no sea casualidad y que los agresores sexuales intenten recrear prácticas que han visto en medio gratuitos de contenidos online, basados en violencia y desigualdad. Esto promueve actitudes sexistas y machistas y, además, la exposición repetida a contenido pornográfico puede llevar a la desensibilización de los consumidores, ya que la capacidad de los menores para comprender los límites saludables en las relaciones, como el respeto mutuo, se ve disminuida. En muchos casos, el problema es que el porno es la única fuente de información que tienen los menores sobre las relaciones sexuales y la afectividad.
Por ello es importante la educación sexual, que se puede trabajar desde los 6 años, ya que desde esta edad se puede hablar de secretos buenos y malos, el consentimiento o los límites del propio cuerpo. El compromiso de los progenitores y educadores para resolver este problema es fundamental y es por ello por lo que a continuación dejaremos una serie de pautas que pueden ayudar a afrontarlo.
¿Cómo podemos reaccionar a ese consumo excesivo y temprano de pornografía? Pautas y recomendaciones para el control de la accesibilidad
Como queda reflejado a lo largo del artículo, hablar de sexo y sexualidad con nuestros menores es un tema tabú en nuestra cultura. En ocasiones porque pensamos que no se sienten preparados o no tenemos las herramientas necesarias para afrontar el tema. Esto lleva a que los educadores sientan agobio e incomodidad a la hora de hablar con sus hijos o alumnos de sexualidad. Pero la única forma de abordar el tema es sentarnos a hablar directamente de ello.
Y aunque esto sea una parte muy importante, no es la única y ni siquiera es lo primero que debe hacerse. Por ello a continuación dejaremos una serie de pautas que sirven de ayuda a la hora de inculcar una relación sana con el sexo y la sexualidad. Algunas pautas son las siguientes:
Hablar abiertamente sobre sexualidad. La educación sexual debe comenzar en casa, convirtiendo nuestro hogar en un entorno seguro y de confianza para hablar de ello, fomentando una comunicación abierta y sin juicios. Para ello debemos contestar y hablar con naturalidad, transmitiendo modelos de conducta responsables y reales. Esto debe hacerse desde pequeños, adaptando el discurso a la edad del menor.
No castigar las dudas o no hablar del sexo de forma negativa, ya que puede provocar que se generen tabúes y no hablen con nosotros por miedo a represalias. El objetivo es que confíen y acudan a nosotros y no a otras fuentes de información no fiables. Debemos mostrarnos abiertos y accesibles a nuestros hijos, hablando sobre sexualidad de forma natural en las conversaciones cotidianas.
Enseñar y psicoeducarles en que las personas no somos objetos que se puedan usar, y que en la pornografía existe violencia en muchas ocasiones. Que se trata de una realidad ficticia, que degrada a la mujer y que no debería representar las verdaderas relaciones. Deben comprender la importancia del respeto y consentimiento mutuo, así como ser capaces de establecer sus propios límites. Para esto los adultos debemos procurar ejercer como modelos de conducta, ya que los niños aprenden por observación e imitación. Debemos ser ejemplo de relaciones sanas, siendo capaces de verbalizar si algo sobrepasa nuestro límite y no lo queremos.
Plantear sistemas de control parental (siempre razonables) en los que se acuerden ciertos límites en los dispositivos de los menores, pactando con ellos el uso del móvil a horas y lugares determinados de la casa y supervisando su uso. Los menores deben entender que su comienzo en el mundo digital debe ser algo progresivo y escalonado, en el que al inicio los padres y madres deben estar informados del uso que se le da al dispositivo. Es recomendable hablar esto con ellos antes de que tengan su primer dispositivos.
Alertar y educar a nuestros menores sobre el peligro de abrir enlaces sospechosos en internet. Podemos ejecutar un plan de acción con ellos en el que sepan que hacer en caso de toparse directamente con estos enlaces, de manera que conozcan las diferentes alternativas a las que recurrir en ese momento. También se debe prevenir los riesgos de la pornografía concienciándoles de que no refleja la realidad de las relaciones sexuales.
Como tutores y educadores pedir una mayor y mejor educación sexual real en los colegios y centros educativos, a través de charlas llevadas a cabo por expertos tanto para progenitores, educadores y alumnos.
Como vemos, la responsabilidad de los progenitores y educadores en este asunto es esencial.
Por lo que, para ofrecer a nuestros menores una información saludable y acertada sobre la pornografía y una buena educación sexual, debemos primero estar correctamente informados nosotros y romper con nuestra incomodidad.
Para aquellos que deseen profundizar en el abordaje de la educación sexual con menores existen recursos como libros sobre educación sexual para niños adaptados a cada etapa de desarrollo, charlas con expertos especializados o contenido en internet que en muchas ocasiones sirven como educación para adultos y en la que, también, nos orientan a cómo abordar estos temas y nos facilitan poner en marcha conversaciones con nuestros menores.
Te animamos a que consultes:
Guía de la Fundación ANAR sobre cómo abordar la sexualidad con menores
Informe de Save The Children “(Des)Información sexual. Pornografía y adolescencia”
Programa televisivo “Adictos a la Pantalla”
Lorena Jorge Pizarro
Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), estudiante del Máster en Psicología General Sanitaria (MPGS) en la Universidad Europea de Madrid (UEM).
Carolina Marín Resende
Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y finalizando el Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid. Apuesto por seguir formándome desde un enfoque conductual, a través del análisis funcional, en el que el foco sea la modificación de la conducta.
Ainhoa Valbuena Suárez
Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, estudiante del Máster en Psicología General Sanitaria en la Universidad Europea de Madrid, y del Experto en Evaluación e Intervención Psicológica en población Infantojuvenil desde el Modelo Contextual en Luria Psicología.